“Ese día los Pájaros se sintieron invadidos de una extraña congoja, y no supieron por qué. Algunos, inexplicablemente, se suicidaron. El Ruiseñor quedó afónico y los colores del Petirrojo palidecieron. 
   Se dice que, por ejemplo, los ríos dejaron de correr y las fuentes, de cantar. No sé. Lo único que sé es que, cuando las abejas de bronce, de país en país, dieron toda la vuelta al mundo, ya no hubo flores en el mundo, ya no hubo flores ni en el campo, ni en las ciudades, ni en los bosques.”  
    
   Las abejas de bronce, Marco Denevi



Cuando llegue la nueva era
Crecerán flores de plástico
En un insólito páramo
Donde abejas mecánicas
Y pájaros metálicos
Intentarán sobrevivir

Los montes no serán verdes
Lo que fuera océano nítido
Se tornará cenagoso
Con basura electrónica que
Nos arropará íntegros

Cuando el desperdicio cósmico
Nos cubra de sombras lúgubres
Cuando la lluvia sea ácida
Y se derrame sobre la cáscara
De la figura mítica
De quien un día fue
Padre, madre, hijo, viejo,
Poeta, loco o mujer

Será la luz del semáforo
Único Sol conocido
De lo que quede en la incógnita
Entre las piedras sintéticas,
El resplandor apocalíptico
Del olvidado amanecer

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Y con lenguaje críptico,
De una manera técnica
Arrojaremos en vómito
Una pregunta sórdida
Contestaremos con lógica:
“No sabemos por qué.”

En esa atmósfera inhóspita
Vagaremos en círculos
Con la mirada atónita
Y en la memoria recóndito
Recuerdos de un terruño mágico
Serán sólo el relámpago
Que borró nuestra historia
Pero no sabremos por qué.

- Griselle Lugo