Caminar mi ciudad, arrullada por la niebla.
Invadir, como ella, cada rincón, cada zaguán, 
cada calle…
Camino mi ciudad al ritmo de la niebla.
Todo está calmo, lento, pesado como ese manto húmedo 
que la envuelve…
Caminé mi ciudad acompañada por la niebla.

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Sentí su abrazo espeso, mojado, blando
Como algodón de azúcar…
Y me enamoré de ambas…
De mi ciudad, por nueva, por distinta, por bella…
De la niebla por darme la intimidad
De caminar en ella…

- Maria Oyarzabal